Holy Motors
Leos Carax
2012
Holy Motors es una rareza. Una visión creativa del oficio del
actor, del desdoblamiento de un personaje a otro y del nacimiento de una nueva
identidad y la consecuente pérdida de otra.
Al principio parece una historia incomprensible pero poco
a poco se van dando atisbos del horizonte observado con mucha más claridad: una
pantalla de cine.
Mr. Oscar parece ser alguien importante que tiene un
trabajo importante. Va en limusina y misteriosos encargos aparecen en su
lado. Se maquilla y al bajarse del vehículo es alguien diferente. Su trabajo es
la representación de diferentes personajes.
Leos Carax logra presentarnos un verdadero teatro de las
variedades encarnado en un solo personaje, un viaje surrealista que va dando
saltos bizarros por una ciudad que imita a la realidad. Sobre una limusina que
automáticamente me hace recordar al hermético protagonista de Cosmopolis, él
último paseo de Cronenberg por la ciudad. También el color del vehículo es el
mismo, al igual que el nivel de incertidumbre para el espectador.
Holy Motors es una ingeniosa metáfora sobre la realidad
representada “para” la pantalla y sobre la continuidad de la “otra” realidad,
aquella que hace volver a los actores a sus verdaderos papeles.
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