Yut doi jung si (The Grandmaster)
Wong Kar-Wai
2013
Hong Kong
“El kung fu es una competencia de
detalles. Si rompo algo, tú ganas”
Es la promesa
que proclama Ip Man antes de uno de sus enfrentamientos, y parece ser la misma
promesa que nos dice Wong Kar-Wai al inicio de The grandmaster. Una proposición que es cumplida con creces; el filme
es tan cuidado que incluso en las escenas más violentas nos trata con
delicadeza. Un trabajo impecable.
Voy a partir
confesando que la obra de este director hongkonés siempre me ha causado cierta
molestia por esa abnegada intención de estetizar en demasía sus filmes, es tan
grande el poder visual que entrega que simplemente se come todo lo que la
contiene. Un esteticismo depredador que se detiene en si mismo casi con un afán
narcisista de contemplarse eternamente. Sin embargo, The grandmaster, a pesar de
que no abandona la estética preciosista de Wong Kar-Wai, encuentra un nido reproductor
para sus imágenes que sí trasciende en un sentido más allá de la belleza: la
filosofía de las artes marciales.
The grandmaster está catalogado como un biopic y nos va relatando la vida de Ip
Man (Tony Leung), conocido por ser el maestro de Bruce Lee. Ip Man es un
hombre nacido en el seno de una familia adinerada que se ve desprendido de su
comodidad y patrimonio cuando comienza el conflicto chino-japonés. Motivo que
hace que el filme transite por el contexto socio-político que inundaba a la
China desde la década del 30 hasta el 50, insertando a Ip Man en un entorno de supervivencia,
fuera de su realidad.
Tony Leung
interpreta con viveza a su personaje. Su
apacibilidad es imperturbable y desde el guión encuentran los puntos exactos
para no transformarlo en un ideal, una utopía, sino hubiese caído en el
mismo error que pasó con el Lincoln de Spielberg; un personaje sin asperezas, demasiado
perfecto como para recordarlo. Aparte que a su lado cuenta con la aparición de
Zhang Ziyi que interpreta a Gong Er, una luchadora hija del maestro de artes
marciales del Norte, que vendría siendo la antípoda de Ip Man. Toda la
apacibilidad del protagonista es ensuciada con el personaje de Gong Er, que
ayuda a equilibrar el relato que transita entre la espiritualidad del maestro y
la carnalidad de la muchacha.
Las escenas de lucha son el manjar de
la película. Haciendo
uso de la cámara lenta Wong Kar-Wai nos posiciona en los escenarios y hace los
malabares que mejor sabe. Se siente la textura de la batalla, el movimiento (o
baile) de los cuerpos y de los objetos. Dinamismo, pura cinética… ¿Recuerdan la
escena de lucha entre Neo y el Agente Smith bajo la lluvia? The grandmaster comienza con una escena
similar, sólo que esta es una acción poética que constantemente nos hace
recordar la frase inicial: El kung fu es
una competencia de detalles.
Pero The grandmaster no sólo queda en las
buenas escenas de artes marciales, sino que logra integrar temas como el honor
y la tradición, el punto más interesante de la trama, cuestiones que finalmente
logran converger en enfrentamientos físicos. Un filme disciplinado, por
sobretodo disciplinado, que rescata la paciencia y la reflexión, tesoros
inagotables de la cultura oriental.
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