MASACRE: VEN Y MIRA

Idi i Smotri

Elem Klimov

1985

Unión Soviética

Una película hecha por motivo del cuadragésimo aniversario de la victoria soviética sobre la Alemania Nazi no carecerá de una posición ideológica identificable, pero su evidente naturaleza propagandística queda soslayada por la potente crudeza no sólo de la banda visual, sino que de una fatigosa banda sonora, transformando un filme políticamente cargado, en uno humanamente aberrante.

Idi i Smotri (Masacre: Ven y Mira) nos muestra el cambio sistemático que va experimentando un niño al verse enfrentado a los horrores de la guerra. Flyora Gaishun es un chico de una aldea Bielorrusa que decide unirse al movimiento partisano, guerrilleros que hicieron resistencia a los alemanes en el Frente Oriental y que posteriormente fue decisivo para la victoria soviética. Flyora es un niño que todavía mantiene su sonrisa e ingenuidad intacta, pero progresivamente el filme va mostrando su horrorosidad llevando al infante bien agarrado de la mano.

Ven y Mira es una película necesaria, que en su intento enrabiado de retratar un hecho histórico empequeñece a los demás filmes sobre la Segunda Guerra Mundial. Es una historia que busca el consuelo en la imagen tratando de orquestar escenas de niveles épicos que nunca dejan el realismo de lado. Es un desfile de primeros planos donde somos espectadores de la transformación del ser humano. Si décadas antes Dreyer nos mostraba el desconsuelo de Juana de Arco a través de esos primeros planos tan memorables, esta vez el plano cercano vuelve con la misma intensidad y dramatismo, sólo que ahora miramos la consternación de la guerra de una forma que no intenta ni siquiera ser poética. Sin embargo, es en esa misma crudeza donde Idi i Smotri vuelve a encontrar su lirismo perdido.

Una obra desesperanzadora que ni siquiera apela al festejo de una gloria bélica, sino que se preocupa de realzar la memoria.

Hasta su título no intenta ser una promesa ni un enganche comercial o pregnante. Ven y mira. Acércate y observa. El acto mismo ya contiene una actitud enfadada, casi infantil ante un hecho pasado. Y eso es lo que la transforma en un filme tan interesante de ver, ya que está alejado de varios cánones utilizados en el género bélico, que si bien deben mostrar los espantos de la guerra siempre le guardan un espacio a la esperanza. Ven y Mira está hecha con rabia sobre el enemigo. Hay un grito que intenta llegar a oídos consoladores y la misma cámara parece un fantasma corriendo por los campos ensangrentados tratando de capturar todo lo que deberíamos ver.

Con una atmósfera ensordecedora que mentalmente logra agotar al espectador, en gran parte gracias a la música de Oleg Yanchenko, Idi i Smotri se constituye como un filme excepcional con un claro mensaje iconoclasta que intenta buscar alivio por medio del malestar de la imagen, casi como esperando que el vívido recuerdo histórico quede tatuado en las pupilas adoloridas del espectador.