martes, 5 de marzo de 2013

MONTY PYTHON AND THE HOLY GRAIL: LA CRÍTICA DESDE EL ABSURDO




Monty Python and the Holy Grail (Los caballeros de la Mesa Cuadrada y sus Locos Seguidores)
Terry Jones, Terry Gilliam
1975
Reino Unido

Un caballero del medioevo cabalga sobre un caballo inexistente cual niño monta imaginariamente sobre bestias que lo llevan a reinos sacados de su fértil imaginación. Pero no es ni juego ni tontería. El caballero se llama Arturo y es el llamado Rey de los Britones, en la noble búsqueda de caballeros que se unan a su cruzada. Y entonces, ¿qué pasa con el caballo?... Se sobreentiende que es parte del humor quisquilloso de los Monty Python, el grupo de directores-guionistas-actores-humoristas que revolucionó la comedia inglesa de la década de los 70.  



Si pensamos en los Looney Tunes como un fenómeno que se apoya en la comedia animada y que trabaja desde el absurdo en su estructura narrativa, podríamos llegar a pensar en un resuelto Bugs Bunny que “hace como que” cabalga, cuando los sonidos del galope no son hechos más que por su fiel escudero el Puerco Porky, al golpear un par de cocos entre sí. La diferencia está en que los Looney Tunes utilizan el absurdo para alcanzar el humor, mientras que los Monty Python hacen uso del sinsentido para hablar de la irracionalidad del mundo en tono de comedia; su fin es la crítica, el juicio mordaz sobre el pasado y la actualidad.





El humor nace desde el disparate social que va naciendo a través de diferentes sketches yuxtapuestos que van componiendo la trama. No existe un hilo conductor de peso al momento de contar la historia, sino que el hecho de que Arturo y sus caballeros deben encontrar el Santo Grial por tratarse de una encomienda divina, se transforma en la excusa perfecta para burlarse de la forma de vida del periodo escolástico, de la siutiquería de los caballeros, de la religión y de la Historia enseñada por los siglos de los siglos… Recordemos que los Monty Python tienen una herencia televisiva y teatral. Su principal fortaleza narrativa recae en cómo crean situaciones absurdas y surrealistas que se presentan a modo de gags. Son escenas que bien podrían funcionar de manera independiente, sin la necesidad de tener otra escena que le siga o anteponga, el chiste funciona igual. He ahí su principal fortaleza pero también su mayor debilidad.

Woody Allen es un humorista que gusta de insertar elementos surrealistas en sus filmes, sin embargo, siempre se apega a presentar una trama coherente. Más cinematográfica si se quiere llamar de alguna manera. El surrealismo en las películas de los Monty Python desbarata la historia, y la acerca más a lo que hacen series como Looney Tunes, pero nunca dejando de lado la crítica social.      

Y mientras Arturo cabalga en su animal invisible siguiendo la pista del Santo Grial, nos vamos dando cuenta de que Los Caballeros de la Mesa Cuadrada es un interesante ejercicio de metacine. Las alusiones a las mismas escenas del filme, los diálogos entre personajes que no respetan ningún tiempo y espacio (sólo pueden darse a través de la magia del montaje), la convivencia de elementos que no pertenecen a la misma época, y también la utilización de animación, ya que como espectadores somos cómplices de tal vez, la falta de presupuesto para recrear una escena que demanda a un ser monstruoso atacando a los caballeros, sumado a todas las animaciones a modo de introducción que siguen un estilo surrealista y que apuntan sus dardos directamente a la religión católica. Son elementos que sin aviso alguno mutan al 2D y que esperan ser encubiertos por nosotros los espectadores.



El Rey Arturo, Sir Galahad, Sir Lancelot, Sir Robin… los carismáticos caballeros sin caballo han encontrado tal vez los retratos más pintorescos que alguien podría hacer de ellos en cualquier arte.

Los Monty Python retroceden siglos para burlarse de los estereotipos de una época pasada, pero que sin lugar a dudas apuntaba hacia la década en que fue pensada y filmada. Estereotipos que aún pueden estirarse a los tiempos actuales. Como ven, el sarcasmo y el absurdo son vigentes cuando tienen sentido. Las paradojas del discurso ¿no?  

1 comentario:

  1. Pendiente, pendiente. Es una gran deuda. Solo vi El sentido de la vida y me encantó. Saludos.

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