Seven Psychopaths
Martin McDonagh
2012
Reino Unido
Marty
(Colin Farrell) es un escritor que está pasando por un bloqueo creativo. Su
guión no tiene más que el título y el flojo argumento de que tratará sobre 7 psicópatas.
Afortunadamente (o desafortunadamente) sus excéntricos amigos secuestradores de
perros (Sam Rockwell y Christopher Walken) lo meterán en un lío que involucra
psicópatas y crimen.
Un
interesante ejercicio de cine dentro de
cine que va mezclando la ficción del guión de Marty con la historia “real” del
filme. Pero como bien adelanta su sinopsis, parece ser un argumento flojo
desde el comienzo, no tan sólo para su protagonista, sino que para la película
en general, pero que poco a poco va tomando forma mediante avanza el metraje.
Los relatos cortos sobre los psicópatas son una
inyección discursiva alentadora para el espectador. Se hace
necesario seguir descubriendo la historia, aunque al final nos desplomamos en una
entretenida intención narrativa que no pasa más allá del ejercicio.
Con algo de Snatch
(2000) en su ritmo y montaje y con algo de los Coen,
sobretodo en las conversaciones de los personajes y la situación que gatilla el
conflicto principal, originada por un pequeño perro Shih Tzu. Me recuerda el
conflicto de la alfombra en El Gran
Lebowski. Pero Siete Psicópatas no
llega a ser tan apabullante como Snatch
ni tan elocuente como las películas de los Coen.
Los
mejores aciertos del filme están dados por sus personajes secundarios. Como se
encuentran coqueteando durante todo el metraje con la ficción de la ficción nunca se supone cuál será el siguiente giro
en la trama. Sam Rockwell es un histriónico y siempre encuentra la forma de
simpatizar con el espectador. Christopher Walken por otra parte, juega un papel
que camina entre lo caballeroso y lo moralmente incorrecto, una combinación que
mezcla con inteligencia, dándole vida a un personaje lo suficientemente romántico
que no cae en lo cursi. Mención especial a Tom Waits, que con su aparición
coloca el tono bizarro a esta especie de comedia-thriller.
Por otro
lado la antítesis de lo considerado
óptimo está dado por el protagonista, el cual se ve perdido y agobiado (no
sólo por su estado psicológico) sino que por su condición de personaje en una
historia que parece no tener cabida. Si bien Marty es la excusa que inicia toda
la narración y razón de ser de la misma, no
parece necesario más que como un dispositivo narrativo. Su condición
anodina es abrumadora, casi molesta. Menos mal que es acompañado por su
deslenguado amigo Billy (Rockwell), quien en un momento de lucidez le dice: “Por supuesto que tienes problemas con la
bebida: Uno, eres escritor. Dos, vienes de Irlanda… Estás jodido desde que
naciste”.
Tal vez Seven Psychophats hubiese funcionado mejor como una serie de pequeñas historias a lo Coffee and Cigarettes (2003). Sin
protagonista, sin una gran historia unificadora. Sólo los dulces y simpaticones
psicópatas en una serie de situaciones triviales haciéndonos olvidar la maldad
de este mundo.
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