miércoles, 9 de enero de 2013

PIETÀ (Kim Ki-duk)




Pietà
Kim Ki-duk
Corea del Sur
2012
La última película del surcoreano Kim Ki-duk, Pietà (Piedad), parece carecer de compasión por sus personajes. Un thriller violento que tiene como protagonista a un hombre que se desempeña como cobrador de préstamos a personas de escasos recursos. Solitario, este individuo pasa sus días dejando lisiados a hombres que abrumados por los altos intereses no les queda más que aceptar un “accidente” para cobrar el dinero del seguro y saldar su deuda. La rutina de este hombre cambia cuando una extraña mujer se cruza en su camino afirmando ser su madre.
De esa manera, la historia se puede diferenciar en dos espacios claramente identificables. Uno, aquel que nos muestra al protagonista y su relación con su madre. Y el otro, aquel donde él se relaciona con su entorno de manera insensible, castigando a lo que él cree, se trata de escoria social por endeudarse y pedir más dinero del que saben, no pueden pagar. En esta parte podemos presenciar la mayor crudeza visual de la película. Sin embargo poco a poco se van invirtiendo los papeles, ya que la soledad en la que vive el protagonista se hace más evidente con su nueva compañía.
Kim Ki-duk cuenta una historia oscura sobre el individuo y la sociedad. Parece que todos sus personajes fueron abandonados a su mejor (o peor) suerte. Ahí es cuando la piedad debe nacer de ellos mismos. La salvación sólo se logra en la tierra.

Pietà habla sobre la codicia y la venganza. El dinero es tan importante para aquellos que son castigados, y a la vez tan indiferente para su protagonista. Parece un objeto fantasmagórico en toda la película que sin embargo, va marcando giros a lo largo de toda la trama.  
No sé si Pietà es un drama que poco a poco se va tornando en un thriller oscuro y retorcido, o si bien parte como un thriller que en su desarrollo va encontrado elementos dramáticos repletos de emotividad. Pero su director logra plantear la intriga en base a su hermético protagonista que actúa como una presencia terrorífica para sus huéspedes. En base a eso, la subtrama creada entre él y su madre es un lazo que corta en dos la historia, despedazando tal vez, al más atento y concentrado espectador.  
Me hace pensar que Pietà pudo haberse estructurado fácilmente como un crítica social hacia la idealización del dinero como acceso a la felicidad. Una idealización creada sobre todo en la clase más baja. Pero este acento va puesto sólo en algunos momentos específicos; lo que prevalece es la exteriorización del individuo al aprender a relacionarse con su entorno de manera sensible. Una enseñanza dolorosa si se vive en soledad.    
Completamente gris y a momentos estremecedora, Pietà aleja y acerca a su espectador de la compasión para finalmente llevarlo a una posición neutral. Alcanza la objetividad tal vez, sobre la reflexión de un tema humano y moderno.
A ratos Kim Ki-duk puede parecer redundante y retorcido porque sí, pero con este trabajo demuestra su capacidad de darle solidez a la historia y crear un remate inolvidable y punzante.  

2 comentarios:

  1. Me dejo perplejo esta ultima película del maestro Kim... nunca su cine había transitado por estos mares de violencia tan explicita... es un filme mayor dentro de su filmografia sin lugar a dudas y en opinión de quien escribe la 4a mejor película del 2012.
    Saludos desde la profundidad.

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  2. La madre como realidad brutal y como figura que se reivindica a si misma. Una mujer que encarna y desentraña la violencia visceral y despiadada, casi natural, de la venganza. Los espacios donde se manifiesta, se mueve, se desaparece y articula un recorrido vital que se trazó desde un principio. La estratagema para morir y quedar enterrada en el lugar donde yace su otro hijo, junto a un árbol recién plantado por el hijo recuperado. Una historia que se desgrana en la muerte de un hombre y en el despertar a la cotidianidad desalmada de otro. Y que termina en un rastro sanguinolento en una carretera como expiación lejana a manera de sacrificio residual.

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