Drive (Nicolas
Winding Refn, 2011)
Entre tantas
películas que tengo en mi lista para ver (cosa que se va agrandando de manera
exponencial) y no me había dado el tiempo de ver justamente esta; Drive es toda una experiencia
cinematográfica. Es un golpe seco en la cabeza que parece llevar un ritmo muy
cadencioso, pero simplemente, no te da respiro.
La película tiene
como protagonista a Ryan Gosling, que interpreta un papel para recordar. El
hombre sin nombre es doble de acción en escenas de automóviles, mecánico y una
especie de transportador que carga ladrones de la escena del crimen sin ser vistos.
Es un héroe oscuro, que revela su identidad al ir avanzado la trama a través de
un desarrollo pausado, silente y bien manejado. Las líneas morales y éticas del
héroe son difusas. Recuerda a los westerns, donde estos códigos también eran
ambiguos en el protagonista, dándole un sabor especial, alejándolo del
idealismo y de la creación de personajes lo suficientemente buenos como para
que todas sus acciones parezcan predecibles, tanto, que caen en la
inverosimilitud.