Dancer in the Dark
Lars Von Trier
2000
Aunque no he tenido
la posibilidad de visionar el trabajo completo de Lars Von Trier, sí puedo
afirmar que cada vez que me he enfrentado a alguno de sus trabajos he visto
algo diferente, un continuo esfuerzo por alejarse de los convencionalismos y de
aportar elementos novedosos a la historia. Partiendo desde esa premisa, hace
pocos he visto “Dancer in the Dark” y mi opinión permaneció intacta.
Cuando no podía
tomar en serio al género musical en el cine, viene este tipo y presenta un
drama lleno de genio y justificación. Porque uno de sus personajes dice algo
más o menos así: “nunca he entendido muy bien los musicales, de repente se
ponen a bailar y a cantar”… Y es un razonamiento lógico cuando se presenta una
ficción contextualizada en el “mundo real”: un drama. Musicales de ese tipo
tenemos muchos. Y si uno lo piensa en frío, dejando de lado la complicidad que
debe adoptar el espectador al presenciar una película de cualquier tipo, es
bastante extraño que de repente un grupo de personas que “no se habían puesto
de acuerdo”, comiencen a bailar y a cantar de forma coordinada. Con momentos
donde un personaje aparece en un lugar, y mágicamente en el siguiente plano,
aparece en otro totalmente distanciado.
Entonces, para los
que no se convencen por el alto nivel de complicidad que demanda un musical, no
se preocupen en esta… Es un musical justificado, porque todas las escenas que
pertenecen al género son enmarcadas en las ensoñaciones que tiene la
protagonista, sumándole verosimilitud a la historia y sacándole provecho al
histrionismo y talento de Bjork, quien simplemente se alborota cuando le toca bailar
y cantar. La película logra por momentos juegos ingeniosos con la trama
mediante el recurso del musical.
Fuera de estos
aspectos formales, la historia conmueve desde el comienzo. Bjork interpreta a
Selma, un inmigrante checoslovaca que trabaja en una fábrica en Estados Unidos.
Es una madre esforzada que está quedando ciega y ese mismo futuro le depara a
su hijo pequeño. Todo el trabajo que “a ciegas” logra realizar, está enfocado
en juntar dinero para la costosa operación que puede salvarle la vista a su
hijo. Una historia centrada en el personaje de Bjork, pero que fue construido
con tanta lucidez que es capaz de ser solidario con todos los demás personajes.
“Dancer in the Dark” es un película donde todos se lucen. Un desplante
maravilloso donde no nos contentamos de ver tanta injusticia, pero sí de
contemplar una muestra de cine posmoderno de gran calidad. Porque la bondad no
existiría sin confrontación y eso es lo bello de “Dancer in the Dark”: la lucha
benevolente e incansable de Selma, mezclado con el género musical en los sueños
de día de la misma protagonista.
El pueblo no parece
tocado por el tiempo… Completamente atemporal y contingente “Dancer in the Dark”
es un grito desgarrador que traspasa años y décadas, un grito tan inigualable
como los de Bjork. Una tragedia bien compuesta, que parte como un drama, pero repentinamente
deja a la vista su naturaleza oscura: una naturaleza humana.
“Dancer in the
Dark” pertenece a la trilogía “Corazón dorado” del director danés, que tiene
como protagonistas a mujeres que deben realizar un gran sacrificio. La
completan “Los idiotas” y “Breaking the waves”.