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jueves, 20 de septiembre de 2012

UN GRITO EN LA OSCURIDAD


Dancer in the Dark
Lars Von Trier
2000


Aunque no he tenido la posibilidad de visionar el trabajo completo de Lars Von Trier, sí puedo afirmar que cada vez que me he enfrentado a alguno de sus trabajos he visto algo diferente, un continuo esfuerzo por alejarse de los convencionalismos y de aportar elementos novedosos a la historia. Partiendo desde esa premisa, hace pocos he visto “Dancer in the Dark” y mi opinión permaneció intacta.

Cuando no podía tomar en serio al género musical en el cine, viene este tipo y presenta un drama lleno de genio y justificación. Porque uno de sus personajes dice algo más o menos así: “nunca he entendido muy bien los musicales, de repente se ponen a bailar y a cantar”… Y es un razonamiento lógico cuando se presenta una ficción contextualizada en el “mundo real”: un drama. Musicales de ese tipo tenemos muchos. Y si uno lo piensa en frío, dejando de lado la complicidad que debe adoptar el espectador al presenciar una película de cualquier tipo, es bastante extraño que de repente un grupo de personas que “no se habían puesto de acuerdo”, comiencen a bailar y a cantar de forma coordinada. Con momentos donde un personaje aparece en un lugar, y mágicamente en el siguiente plano, aparece en otro totalmente distanciado.

Entonces, para los que no se convencen por el alto nivel de complicidad que demanda un musical, no se preocupen en esta… Es un musical justificado, porque todas las escenas que pertenecen al género son enmarcadas en las ensoñaciones que tiene la protagonista, sumándole verosimilitud a la historia y sacándole provecho al histrionismo y talento de Bjork, quien simplemente se alborota cuando le toca bailar y cantar. La película logra por momentos juegos ingeniosos con la trama mediante el recurso del musical.

Fuera de estos aspectos formales, la historia conmueve desde el comienzo. Bjork interpreta a Selma, un inmigrante checoslovaca que trabaja en una fábrica en Estados Unidos. Es una madre esforzada que está quedando ciega y ese mismo futuro le depara a su hijo pequeño. Todo el trabajo que “a ciegas” logra realizar, está enfocado en juntar dinero para la costosa operación que puede salvarle la vista a su hijo. Una historia centrada en el personaje de Bjork, pero que fue construido con tanta lucidez que es capaz de ser solidario con todos los demás personajes. “Dancer in the Dark” es un película donde todos se lucen. Un desplante maravilloso donde no nos contentamos de ver tanta injusticia, pero sí de contemplar una muestra de cine posmoderno de gran calidad. Porque la bondad no existiría sin confrontación y eso es lo bello de “Dancer in the Dark”: la lucha benevolente e incansable de Selma, mezclado con el género musical en los sueños de día de la misma protagonista.

El pueblo no parece tocado por el tiempo… Completamente atemporal y contingente “Dancer in the Dark” es un grito desgarrador que traspasa años y décadas, un grito tan inigualable como los de Bjork. Una tragedia bien compuesta, que parte como un drama, pero repentinamente deja a la vista su naturaleza oscura: una naturaleza humana.

“Dancer in the Dark” pertenece a la trilogía “Corazón dorado” del director danés, que tiene como protagonistas a mujeres que deben realizar un gran sacrificio. La completan “Los idiotas” y “Breaking the waves”.