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martes, 26 de febrero de 2013

"WAKING LIFE" / "A SCANNER DARKLY": EL CINE DE ANIMACIÓN DE RICHARD LINKLATER


La rotoscopia es una técnica de animación que se remonta al año 1912, inventada por Max Fleischer. Esta técnica consiste en re-dibujar un video, de esa manera el resultado final adquiere una cualidad realista. Idealmente la rotoscopia calca cada fotograma de una secuencia fílmica, sin embargo se pueden obviar ciertos cuadros dependiendo de la velocidad y estilo que se le quiera dar. Y justamente estos dos filmes de Linklater están hechos bajo el alero de esta técnica.

viernes, 25 de enero de 2013

EL HOMBRE, LA BALLENA Y EL PRÍNCIPE



Werckmaister Harmóniák
Béla Tarr, Ágnes Hranitzky
Hungría
2000

Y seguimos con películas hechas a 4 ojos, con la dupla de directores Tarr y Hranitzky (prometo que será última vez que escriba ese apellido), que también nos regalaron hace no poco tiempo, la bellísima A torinói ló (2011).

Werckmaister Harmóniák comienza con János intentando explicarle a la gente sencilla (como nosotros), el significado de la inmortalidad. Una proeza algo pretenciosa para decirse en la madrugada, en un bar ubicado en un pueblo sumergido en el frío y frialdad de Hungría. Sin embargo, esa escena, que puede verse infantil al ser ejecutada por unos pocos borrachos pueblerinos, parece guardar una sabiduría inmensa.

János, a pesar de mostrarse dueño de un conocimiento por sobre los demás, también comparte una inocencia y sensibilidad ante su entorno, que lo hacen ser fácilmente sensible y frágil ante las cosas. Sobretodo en el momento que llega una atracción circense al pueblo, el cual pasa por problemas, digámoslo, políticos. La llegada de una gigantesca ballena acompañada de un misterioso Príncipe atizan el fuego que estaba a punto de encenderse.


Bajo esa hermética premisa, los autores movilizan a su protagonista por las calles y casas del pueblo intentando diagnosticar el ambiente tenso y contenido de un pueblo a punto de estallar, aunque todo puesto en el contexto de que la armonía del universo depende de ciertos momentos oscuros y caóticos que mantienen equilibrada la balanza. Un mismo acento colocado tanto al inicio del film, como ante la explicación musical de la afinación de las cosas.

Dotada de una fotografía exquisita, donde los blancos y los negros logran contrastarse con intensidad y parsimonia, Werckmaister Harmóniák es una película que puede verse sin comprender nada de lo que vemos, dejándonos impresionar sólo por las hermosas secuencias a las que Tarr nos tiene tan acostumbrados. Pero no es lo que quisieran sus creadores, ¿no?.

Esta película tiene algo de hipnótica, ya sea por sus colores, por los extensos planos y por la intrigante historia que se va cocinando en boca de sus mismos personajes. Todo eso, recogido por el paciente oído de János.

Desde que comienza el metraje, nos transformamos en la compañía permanente de János: Caminamos junto a él, nos sentamos frente a frente al momento de comer y nos inundamos de miedo cuando corresponde. Estamos tan cerca de su persona como la cámara del personaje. En ese sentido, el nivel más cercano a nosotros es el elemento Hombre, al cual, siendo simples mortales, tenemos permitido conocer.

La historia está configurada desde el misterio: ¿Qué cosas comenzaron a suceder en el pueblo? o ¿por qué existe este ambiente de fatalidad?. La ballena se alza como el elemento perfecto para sellar el suspenso que constantemente está imponiendo la historia. Pero no es sólo la llegada de ese factor externo a la localidad, sino el clima frío termina por decorar con delicadeza la hostilidad del ambiente. Cosa que es minimizada por la ingenuidad con la que se relaciona János con todos.  


Hay una cuestión que no puedo dejar de mencionar si se trata de esta película. Me refiero a esa cualidad que tienen los planos de ir mutando de manera ralentizada y bella. Los cortes prácticamente se ocupan para cambiar de escena, no antes. Hay una madurez por contemplar a lo largo de todo el film. Recuerdo una de las escenas iniciales donde János ve por primera vez el camión que transporta a la ballena a lo lejos. La cámara se mantiene en posición y poco a poco nos vamos dando cuenta de la magnitud del vehículo, mientras que la silueta de János también va tomando forma en el plano, quedándose sorprendido por la presencia que acaba de llegar a su pueblo. Si los directores no se hubiesen tomado el tiempo de grabar todo ese recorrido, hasta que las paredes de metal del container cubrieran por completo el plano, ni János ni nosotros hubiésemos comprendido la magnitud de tal evento. La llegada de esta presencia en el pueblo es el símil al eclipse total que es graficado al inicio del film. La escena termina de forma magistral enfocando un cartel que anunciaba la atracción circense en el pueblo, entendiendo que el camión alberga en su interior a la misteriosa criatura.                  

El príncipe por otra parte, si bien es manejado con igual nivel de misterio o inclusive más que la ballena, evoca el caos y la destrucción. La hora antes de la anarquía es la ballena, y el momento justo de anarquía es el príncipe. El humano en cambio, es trascendental.

Tarr y Ágnes meditan sobre el ser humano. Un postulado que transita por el miedo, la rabia y la compasión. ¿Pero acaso eso no es normal?.

lunes, 24 de septiembre de 2012

SOBREVIVIR A LA COMUNIDAD


La Comunidad
Álex de la Iglesia
2000



Ya estamos acostumbrados a los mutantes de Álex de la Iglesia, y de no ser así, simplemente no sería él. Historias que van saltando de un género a otro, impregnándose de brazos y piernas ajenas que dan forma o “deforman” a una criatura fácilmente identificable. Son tragedias envueltas en humor, en donde los personajes son casi dibujados como una caricatura que intentan parecer reales.

“La Comunidad” obedece al estilo clásico de Álex de la Iglesia. Una película que habla sobre la codicia en términos del director español, o sea, con un argumento atractivo: Carmen Maura, que interpreta a una mujer que trabaja en una agencia inmobiliaria, encuentra 300 millones ocultos en el piso de un anciano. El objetivo de la protagonista está centrado en irse del edificio con todo el botín en su poder, cosa que a la comunidad no le hará mucha gracia.

La historia crece en los momentos de tensión, donde el suspenso se maneja de manera inteligente para realzar la intensidad dramática. Mencionar en este punto la escena donde llegan los policías al edificio. Pero a pesar de la tensión creada con los diferentes personajes, la película no llega a sorprender en su totalidad… Desde el comienzo son evidentes las intenciones de la comunidad y cuáles serán los posibles problemas que deberá enfrentar la protagonista. Previsible en la trama, pero buena intriga. Lo cual me resulta bastante paradójico ya que reconozco la intriga a pesar de ser indudables los futuros giros de la historia.

Con momentos bien logrados en la comedia, los que van logrando matizar la violencia manifiesta de “La Comunidad” (una buena fórmula para no pintar de drama lo que pretende ser comedia negra), se puede disfrutar e incluso soltar varias carcajadas. Sin embargo siento que la historia va de más a menos, ya que por el final, la travesía de Julia (Carmen Maura) se transforma en un periplo interminable. Lo que antes estuvo exquisitamente manejado, explota para darle paso a la ambición humana en un lenguaje hiperbólico, alargando una situación que por algunos momentos pierde el sentido.

Tampoco se nota un cariño por los personajes, simplemente están ahí, actuando como autómatas ante sus impulsos. La mayoría de los personajes son planos, no estoy afirmando que esto sea algo negativo, sino que al darnos cuenta de la similitud en las intenciones de cada uno de ellos no importa quién prevalezca o no, ya que nunca se intentó crear un lazo con ellos más que exponer una seguidilla de acciones. Finalmente “La Comunidad” intenta construir una selva urbana donde el más inteligente es el que sobrevive, convirtiendo a los más fuertes en presas de su primitivismo. Tan salvaje se torna el relato de Alex de la Iglesia, que la historia se va de las manos en un intento desesperado y fallido por sorprender.

Y bueno, no puedo terminar este post sin reconocer la increíble actuación de Carmen Maura, que a ratos sostiene todo el contenido de la narración. 

jueves, 20 de septiembre de 2012

UN GRITO EN LA OSCURIDAD


Dancer in the Dark
Lars Von Trier
2000


Aunque no he tenido la posibilidad de visionar el trabajo completo de Lars Von Trier, sí puedo afirmar que cada vez que me he enfrentado a alguno de sus trabajos he visto algo diferente, un continuo esfuerzo por alejarse de los convencionalismos y de aportar elementos novedosos a la historia. Partiendo desde esa premisa, hace pocos he visto “Dancer in the Dark” y mi opinión permaneció intacta.

Cuando no podía tomar en serio al género musical en el cine, viene este tipo y presenta un drama lleno de genio y justificación. Porque uno de sus personajes dice algo más o menos así: “nunca he entendido muy bien los musicales, de repente se ponen a bailar y a cantar”… Y es un razonamiento lógico cuando se presenta una ficción contextualizada en el “mundo real”: un drama. Musicales de ese tipo tenemos muchos. Y si uno lo piensa en frío, dejando de lado la complicidad que debe adoptar el espectador al presenciar una película de cualquier tipo, es bastante extraño que de repente un grupo de personas que “no se habían puesto de acuerdo”, comiencen a bailar y a cantar de forma coordinada. Con momentos donde un personaje aparece en un lugar, y mágicamente en el siguiente plano, aparece en otro totalmente distanciado.

Entonces, para los que no se convencen por el alto nivel de complicidad que demanda un musical, no se preocupen en esta… Es un musical justificado, porque todas las escenas que pertenecen al género son enmarcadas en las ensoñaciones que tiene la protagonista, sumándole verosimilitud a la historia y sacándole provecho al histrionismo y talento de Bjork, quien simplemente se alborota cuando le toca bailar y cantar. La película logra por momentos juegos ingeniosos con la trama mediante el recurso del musical.

Fuera de estos aspectos formales, la historia conmueve desde el comienzo. Bjork interpreta a Selma, un inmigrante checoslovaca que trabaja en una fábrica en Estados Unidos. Es una madre esforzada que está quedando ciega y ese mismo futuro le depara a su hijo pequeño. Todo el trabajo que “a ciegas” logra realizar, está enfocado en juntar dinero para la costosa operación que puede salvarle la vista a su hijo. Una historia centrada en el personaje de Bjork, pero que fue construido con tanta lucidez que es capaz de ser solidario con todos los demás personajes. “Dancer in the Dark” es un película donde todos se lucen. Un desplante maravilloso donde no nos contentamos de ver tanta injusticia, pero sí de contemplar una muestra de cine posmoderno de gran calidad. Porque la bondad no existiría sin confrontación y eso es lo bello de “Dancer in the Dark”: la lucha benevolente e incansable de Selma, mezclado con el género musical en los sueños de día de la misma protagonista.

El pueblo no parece tocado por el tiempo… Completamente atemporal y contingente “Dancer in the Dark” es un grito desgarrador que traspasa años y décadas, un grito tan inigualable como los de Bjork. Una tragedia bien compuesta, que parte como un drama, pero repentinamente deja a la vista su naturaleza oscura: una naturaleza humana.

“Dancer in the Dark” pertenece a la trilogía “Corazón dorado” del director danés, que tiene como protagonistas a mujeres que deben realizar un gran sacrificio. La completan “Los idiotas” y “Breaking the waves”.