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viernes, 12 de octubre de 2012

PARA NADA PASAJERA


Nubes Pasajeras
Aki Kaurismäki
 1996
Kaurismaki no retrata a la pobreza desde su condición de miseria, sino desde la posibilidad inagotable de esperanza. Es que al igual que “Le Havre”, “Nubes pasajeras” es una especie de cuento para adultos. La odisea de una pareja que queda cesante y debe afrontar el desafío de encontrar un trabajo. Pero como el título lo anuncia, sólo es pasajero.

Puede que sea una idealización, pero el tono realista que el director finlandés le da sus historias hace que esa misma idealización se simplifique haciendo que a veces parezca desapercibida.

Con el estilo lacónico que lo caracteriza, “Nubes pasajeras” es un cuento sobre la dignificación de trabajo y el sentido de realización que alcanzan sus mismos personajes. A final de cuentas el dinero recibido es sólo un resultado, lo importante es el estado del ser humano.

Hermosa en todas sus aristas, la película reflexiona de cómo el entorno, que muta de una forma vertiginosa, modifica las conductas sociales y deja atrás a quienes no se adaptan. Implacable pero sólo pasajero.
Imprescindible si quieres conocer más de este director, y tal vez, una buena para iniciarse en su filmografía.

martes, 24 de abril de 2012

EL VIAJE DE UNOS VAQUEROS

Leningrad Cowboys Go America – Leningrad Cowboys Meet Moses 
(1989 – 1994, Aki Kaurismaki)
Conocida como la peor banda del mundo. Los Leningrad Cowboys nacen en la primera entrega para luego erigirse como una banda real, fuera del mundo narrativo de Kaurismaki.

Ambas películas nos narran el viaje de esta particular banda que desea alcanzar la fama. La primera parte comienza desde que dejan sus frías tierras europeas para pisar suelo gringo, siempre guiados por el déspota Vladimir, manager de la banda que sólo busca retribuciones económicas para su beneficio personal. Es un malvado que Kaurismaki no se molesta en dibujar con trazos bien marcados. Iniciándose así el viaje de un rebaño de músicos que embelesados siguen al falso flautista.

Con peinados estrambóticos, zapatos bien en punta parecidos a los de un prototipo de duende y siempre de terno, parece ser que los Leningrad Cowboys nacieron de esta manera; Un pequeño bebe deja ver su alargado jopo con la humanidad escondida en la cuna, mientras que un joven de la villa no logra alcanzar los dos centímetros de pelo. Parece que algunos nacen con talento y otros se congelan por intentarlo; momento donde el plano da paso al cuerpo congelado de uno de los muchachos que aferrándose firmemente al bajo quedó tendido de espaldas en tierra de nadie, en una tundra gélida que contemplaba el ensayo no visto de los Leningrad al iniciarse la película. Y un escuálido ataúd de madera será la compañía del grupo en todo su trayecto por USA.  




martes, 13 de marzo de 2012

Kaurismäki / Allen


Generalmente cuando se habla de las características de algún elemento en particular, se necesita con anterioridad saber de su opuesto. El concepto de blanco no se comprendería con totalidad sin tener en conocimiento el concepto de negro. Bajo esta premisa me gustaría poner bajo la lupa a dos directores que nos brindaron un buen deleite este pasado 2011, me refiero a Aki Kaurismäki con su película “Le Havre” y Woody Allen con “Midnight in Paris”. Ambas, utilizando un lugar como sustento de la trama, pero ambas representando la antítesis de cada una de ella en función del estilo de cada director.

Primero, la ubicación espacial de ambas historias es fundamental para el desarrollo de la trama, no solamente por tratarse de componer los títulos, sino por aportar en la atmosfera de ambas producciones. De esta forma Kaurismäki se acerca a lo que Jarmusch hace en Mystery Train, donde todo huele a Memphis. Y Allen se traslada a la representación icónica y real del romanticismo: París.

        

Luego nos vamos directamente hacia los personajes. Kaurismäki siempre les ha dado la mano a personajes del bajo mundo. La pobreza y la humildad es un adjetivo permanente en sus historias y Le Havre no es la excepción, donde un lustrador de zapatos se une con un niño inmigrante para ayudarlo a encontrar a su familia. En cambio los personajes de Woody Allen pertenecen a la clase acomodada, en este caso el protagonista es un escritor de Hollywood aburrido de las superficialidades de su trabajo, buscando en París, la inspiración que necesita para escribir una obra “de verdad”. El dinero y la falta de él constituyen las veredas por donde los personajes de ambos directores transitan sin llegar a cruzar miradas.

El estilo lacónico de Kaurismäki se debe en parte a la escasez de diálogos. Estamos acostumbrados a presenciar la contemplación de sus protagonistas, aunque siempre, con frases concisas. Y en oposición ver una película de Allen es, al igual que su filmografía, una proliferación de frases ingeniosas que inundan la boca de sus personajes. Mientras Kaurismäki los enmudece, los de Allen no cesan la verborrea.