martes, 27 de marzo de 2012

TURISTAS


Alicia Scherson (2009)

Turistas es una película implosiva, donde los personajes contienen sus emociones para no desbordar su pasado en los hermosos parajes del sur.
Cuando vi Turistas me pareció estar mirando el Pacífico, pero sabiendo que en el fondo del mar un mundo se construía sin poder presenciarlo. Muy cercana a la naturaleza pero más todavía de lo humano. Carla transita como los insectos que permanentemente aparecen en la pantalla. Es contemplativa, reservada, piensa bastante sin necesidad, ya que sus acciones se llevan a cabo independiente de la reflexión. Incomoda a ratos, es casi como un sopor continuo y atemporal.
Carla se queda sola luego de que su pareja la dejara abandonada en una carretera del sur al enterarse de que ella había decidido no tener al hijo que recién esperaban. Carla queda a la deriva y en un restaurant conoce a un mochilero extranjero. Juntos se van a las siete tazas, comenzando una historia sin saber sus pasados.
Turistas es como un paréntesis  en la vida de la protagonista, un pequeño respiro para continuar. No esperen una respuesta en la trama, el desenlace no es lo primordial. Lo importante es el viaje, el recorrido.  Todo lo que pasa entremedio; los insectos caminando, el agua pasando por las siete tazas, los árboles movidos por el viento, el cantar de los pájaros. Mirar de cerca, parece ser esa la premisa.



jueves, 22 de marzo de 2012

CARNAGE


Carnage (Roman Polanski, 2011)

Carnage es la involución de lo políticamente correcto. Una lección para el “adulto responsable” y los que se creen moralistas.
El argumento es bastante simple: dos matrimonios reunidos por el conflicto de sus hijos menores (uno de ellos golpeó el rostro del otro con una vara) La historia se sucede en la casa de uno de los matrimonios (Jodie Foster y John C. Reilly) y sin la presencia de los niños. El sustento de la trama se da en la discusión, la cual siempre se va originando en pares conflictivos, no necesariamente la de la pareja de matrimonios, sino también intercambiando, generándose las más interesantes en los pares femeninos y masculinos. Una rivalidad de géneros eterna. Es casi automático que las mujeres busquen como compañeras de lucha a otra mujer y así mismo lo hagan los hombres. Es casi genético.
Carnage es una comedia ligera que hace reír por lo ingeniosa de la situación, aunque algunas veces parece un poco forzado el hecho de que la pareja de visita (Kate Winslet y Christoph Waltz) nunca logré abandonar la casa. De esta manera el buen trato y los modales van dejándose de lado a medida que estos personajes van tomando más confianza. La regresión hacia el caos es inevitable, hasta que el Dios Salvaje se hace presente en cada palabra escupida por los comensales. Son adultos tratando de resolver problemas de niños, o niños tratando de resolver los asuntos de sus hijos. No. Los niños no suelen ser tan problemáticos.
Una radiografía actual y necesaria. Un buen acierto de Polanski. 


sábado, 17 de marzo de 2012

EL VAMPIRO DE HERZOG


Nosferatu, el vampiro (Werner Herzog, 1979)

(aviso de spoilers en el texto)
El Conde Drácula es un animal tímido, cauteloso y apasionado. Así es como lo dibuja Herzog e interpreta Klaus Kinski. Una revisión de lo que fue la magistral Nosferatu de Murnau. Su herencia: lo pictórico en la imagen, aunque ahora se le suman los colores, que impecablemente nos trasladan hacia lo desconocido, el misterio del vampirismo. 

La ensoñación,  al igual como hace Dreyer en La bruja vampiro, es un eje importante por donde el personaje de Jonathan Harker transita. La no existencia del castillo del Conde Drácula se manifiesta al comienzo por parte de uno de los aldeanos. Es en las pesadillas y en nuestros miedos infundados donde la realidad comienza a converger, lo real es cuestionable, pero no para quien lo sufre.  En este mundo irreal el caos se establece. Las ratas plagan el pueblo que cae en una especie de sopor profundo, donde se mezcla el surrealismo, la muerte y la celebración. Lucy adquiere protagonismo. Es la hembra la que se hace cargo, la cordura reside en ella, pero el pueblo está abandonado a su suerte: obstinado en una especie de carnaval funerario, donde sacan número para morir.

Herzog nos presenta un Drácula más humilde, no tanto como señor de la noche, sino como un ser de la oscuridad que noche a noche debe sobrevivir. La astucia debe sobreponerse a la debilidad, aunque la pasión por una mujer será su fin. La teatralidad es clave para homenajear a la Nosferatu del 22 y Kinski, sobretodo Kinski, no lo olvida. 



Una revisión austera de Nosferatu, que incluso encuentra tintes de humor muy bien logrados. La película parte con un dramatismo latente y finaliza mutando en toda la escena de humor y enredos luego de que el doctor Van Helsing asesine al Conde Drácula, seguida por la transformación caricaturesca de Jonathan Harker en un chupasangre. Nosferatu, el vampirto es un digno homenaje para Murnau, pero es propia de Herzog.



martes, 13 de marzo de 2012

Kaurismäki / Allen


Generalmente cuando se habla de las características de algún elemento en particular, se necesita con anterioridad saber de su opuesto. El concepto de blanco no se comprendería con totalidad sin tener en conocimiento el concepto de negro. Bajo esta premisa me gustaría poner bajo la lupa a dos directores que nos brindaron un buen deleite este pasado 2011, me refiero a Aki Kaurismäki con su película “Le Havre” y Woody Allen con “Midnight in Paris”. Ambas, utilizando un lugar como sustento de la trama, pero ambas representando la antítesis de cada una de ella en función del estilo de cada director.

Primero, la ubicación espacial de ambas historias es fundamental para el desarrollo de la trama, no solamente por tratarse de componer los títulos, sino por aportar en la atmosfera de ambas producciones. De esta forma Kaurismäki se acerca a lo que Jarmusch hace en Mystery Train, donde todo huele a Memphis. Y Allen se traslada a la representación icónica y real del romanticismo: París.

        

Luego nos vamos directamente hacia los personajes. Kaurismäki siempre les ha dado la mano a personajes del bajo mundo. La pobreza y la humildad es un adjetivo permanente en sus historias y Le Havre no es la excepción, donde un lustrador de zapatos se une con un niño inmigrante para ayudarlo a encontrar a su familia. En cambio los personajes de Woody Allen pertenecen a la clase acomodada, en este caso el protagonista es un escritor de Hollywood aburrido de las superficialidades de su trabajo, buscando en París, la inspiración que necesita para escribir una obra “de verdad”. El dinero y la falta de él constituyen las veredas por donde los personajes de ambos directores transitan sin llegar a cruzar miradas.

El estilo lacónico de Kaurismäki se debe en parte a la escasez de diálogos. Estamos acostumbrados a presenciar la contemplación de sus protagonistas, aunque siempre, con frases concisas. Y en oposición ver una película de Allen es, al igual que su filmografía, una proliferación de frases ingeniosas que inundan la boca de sus personajes. Mientras Kaurismäki los enmudece, los de Allen no cesan la verborrea.

sábado, 10 de marzo de 2012

A DERRIBAR EL MURO


Hay algo que siempre ha llamado especialmente mi atención cuando veo alguna película, es un momento que bien construido puede considerarse como un punctum dentro de toda la narración; me refiero al rompimiento de la cuarta pared.

La cuarta pared es un término acuñado por el teatro, pero que puede extrapolarse al cine, televisión, videojuegos, etc. Y se refiere a esa barrera imaginaria existente entre el espectador y todo lo que sucede frente a él. Entonces cuando algún personaje mira hacia la cámara –limitándonos sólo al cine- se dice que ha roto la cuarta pared. Ha hecho consciente al espectador que está viendo una película. Digamos que esta persona se encuentra “sumergida” en la historia y, al instante de romper esta pared se le jala del pelo hacia la superficie. Un acto de poder, subversivo (de repente) y creativo cuando es utilizado con maestría.

“Magnolia” de Paul Thomas Anderson nos regala la esperanzadora mirada de Claudia justo un segundo antes de terminar la película y la posterior aparición de créditos. Es un final pleno que acompañado con ese esbozo de sonrisa se puede interpretar como una suerte de epílogo fugaz diciendo: “señoras y señores la película ha finalizado, esto sólo ha sido una ficción, la vida no es tan dura después de todo. Muchas gracias por mirar.”

Claudia sonriéndole al espectador justo antes de terminar la película

Otro ejemplo lo trae Scorsese con “Godfellas”. Nuevamente avanzamos hacia el final de la película para encontrarnos con el protagonista delatando a sus compañeros en la corte. Acá sucede algo mucho más transgresor que romper simplemente con la cuarta pared, ya que el protagonista, luego de hacer declaración, abandona su papel de personaje en el mundo ficcional de Godfellas y toma el de narrador en su sentido más literal. Deja su lugar en el estrado y se dirige hacia la cámara, contándole directamente la historia al espectador. La escena ahora adopta una forma teatral, los demás personajes quedan suspendidos por la jurisdicción del narrador, el cual se explaya minimizando toda la tensión tan bien creada por el agitado día del protagonista. Una escena para revisar y analizar una y otra vez.



Fotogramas de la escena del juicio de Godfellas

Un caso particular lo presenciamos en la magnífica “Les amants réguliers” de Garrel, donde el personaje de Clotilde Hesme hace un paréntesis en medio de la narración para hacerle una recomendación directamente al espectador al mencionar la película “Después de la revolución” de Bernardo Bertolucci.

Recomendación de una película dentro de una película

Y para terminar recordemos la juguetona “Funny Games” (cualquier versión sirve) donde el asesino principal recurre varias veces a este recurso para exasperar al espectador que nada puede hacer frente a la pantalla. Esta forma constante de impacientar no sólo es tortura para la familia secuestrada, sino también para el público que constantemente está al borde de la incomodidad como es común en las películas de Haneke. El personaje antagónico siempre pone en una disyuntiva moral al espectador para que este no tenga una actitud tan contemplativa, sino que se haga participe de las mismas acciones violentas de los personajes. 

Paul y sus continuos "apartes" con el espectador en Funny Games

miércoles, 7 de marzo de 2012

"SINE MUDO"

Título: The Artist (El Artista)
Director: Michel Hazanavicius
Año: 2011
País: Francia




Hay quienes piensan que todo tiempo pasado fue mejor. Una premisa que los inconsolables llevan como estandarte. Pues The Artist es una de esas películas que “intentan” rememorar el pasado; las glorias de Hollywood de las décadas 20 y 30. ¿Y cómo? Bueno, haciendo una película completamente muda en pleno siglo XXI. Lo que se trató de hacer con The Artist es emular el cine mudo, copiando descaradamente todos los códigos cinematográficos que se utilizaban en ese momento (transiciones de plano con fundidos, actuaciones teatrales de los actores, utilización de la banda sonora como apoyo fundamental para subrayar emociones y obviamente el blanco y negro). Para que quede claro, estos son sólo algunos elementos característicos del cine mudo que pertenecen a un lenguaje particular dentro del cine en general. Y son componentes que fueron naciendo debido a las limitaciones técnicas existentes en el momento. The Artist en cambio no posee esas limitaciones. Sólo se basa en el lenguaje, pero evidentemente no lo sabe hablar con naturalidad. Es escuchar a Brad Pitt en Inglorious Bastards intentar hablar italiano. Es un acento forzado, una falsedad, una narración ingenua que sin la parafernalia del cine mudo se derrumba. Y este engaño fue escogida la mejor película por los mismos que piensan que todo tiempo pasado fue mejor. Y no soy devota de los Oscar para nada, sin embargo, es irrefutable la influencia que tienen estos premios a nivel mundial y a nivel de taquilla. Es publicidad automática para quienes salen victoriosos. Es el cine que va a llenar las salas y en unos años más verán en su televisión por cable día a día. Entonces ¿podríamos llamar a eso justicia, independiente de que simpaticemos o no con los festivales?

Los verdaderos clásicos del cine mudo se hicieron hace ya muchas décadas, y son esos, los que remasterizados deberían volver a nuestras memorias.

martes, 6 de marzo de 2012

LA MAGIA DE SCORSESE


  Título: Hugo (La invención de Hugo)
Director: Martin Scorsese
Año: 2011
País: USA




Cuesta entender que Scorsese podría haber dirigido una película de este tipo: familiar, de aventuras, recalcando la inocencia de alguno de sus personajes, sin la violencia presente en memorables como Godfellas, Main Streets o su más reciente Shutter Island. Sin embargo Hugo se alza como una sincera declaración de amor de Scorsese hacia el cine, dejándola como el trabajo más diferente en su filmografía pero a mi gusto, como el más noble.

Asa Butterfield y Chloe Moretz

Paradójicamente Scorsese nos narra una génesis cargada de romanticismo y nostalgia incursionando por primera vez en el 3D (cosa que todavía no veo, y que debido a mi paupérrima situación monetaria no veré) A pesar de esto he sabido por diversas fuentes, que la utilización de esta técnica queda a merced de la narración, cosa que en muchas otras películas no sirve más que para adornar y despistar donde hay un argumento simplón y superficial. De esta manera lo pasado y lo actual convergen para dar vida a una historia conmovedora no sólo para los que aman el cine, sino para todo aquel que disfrute de una buena película.

Hugo es un huérfano que vive oculto en una estación de ferrocarriles francesa y se encarga de los relojes de la estación. Pero su verdadero interés yace en reparar un antiguo autómata conseguido por su difunto padre. Al conocer a una chica que posee la llave que podría hacer funcionar el objeto la historia de Hugo comienza a cambiar. Y es en los periplos de este chico donde cruza historia con el olvidado director de cine y mago Georges Méliès. Personaje en el cual yace el homenaje que pretende hacer la película.

Escena de Viaje a Luna de George Méliés (1902)

Y así como Hugo anhela dar vida, desea mover lo inanimado, el director juega el mismo rol: está detrás de un relato que durante dos horas nos parece real. De esa forma no nos parece tan extraño un Méliès que pasa de la magia al cine. ¿No será que estamos hablando de lo mismo? El poder del director es creador, pero sólo lo que dura la historia, eso lo transforma en un ilusionista. Hugo es una fantasía exquisita con un París impecable - por algo Robert Richardson ganó el Oscar a mejor fotografía-. Las largas secuencias descriptivas sobre la estación nos dan cuenta de un trabajo de relojero, tal como el oficio de nuestro protagonista, el tiempo es un concepto presente en toda la película: el cine se hace sobre el tiempo, así no cuenta Tarkovsky en su libro “Esculpir en el tiempo”.  

De esta manera Hugo encanta a todos. Una historia solidaria con el espectador y respetuosa con su pasado. El verdadero homenaje al cine aunque los premios digan lo contrario.

Scorsese realizando un cameo en Hugo