Carnage (Roman
Polanski, 2011)
Carnage es la
involución de lo políticamente correcto. Una lección para el “adulto
responsable” y los que se creen moralistas.
El argumento es
bastante simple: dos matrimonios reunidos por el conflicto de sus hijos menores
(uno de ellos golpeó el rostro del otro con una vara) La historia se sucede en
la casa de uno de los matrimonios (Jodie Foster y John C. Reilly) y sin la presencia
de los niños. El sustento de la trama se da en la discusión, la cual siempre se
va originando en pares conflictivos, no necesariamente la de la pareja de
matrimonios, sino también intercambiando, generándose las más interesantes en
los pares femeninos y masculinos. Una rivalidad de géneros eterna. Es casi
automático que las mujeres busquen como compañeras de lucha a otra mujer y así
mismo lo hagan los hombres. Es casi genético.
Carnage es una
comedia ligera que hace reír por lo ingeniosa de la situación, aunque algunas
veces parece un poco forzado el hecho de que la pareja de visita (Kate Winslet
y Christoph Waltz) nunca logré abandonar la casa. De esta manera el buen trato
y los modales van dejándose de lado a medida que estos personajes van tomando
más confianza. La regresión hacia el caos es inevitable, hasta que el Dios
Salvaje se hace presente en cada palabra escupida por los comensales. Son
adultos tratando de resolver problemas de niños, o niños tratando de resolver
los asuntos de sus hijos. No. Los niños no suelen ser tan problemáticos.
Una radiografía actual y necesaria. Un buen acierto de Polanski.
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