jueves, 7 de marzo de 2013

UN MONTÓN DE MUÑECOS INDECENTES


 

Street of Crocodriles

Stephen and Timothy Quay

1987

USA


"La calle de los cocodrilos" es el nombre de un escondido lugar perdido en el mapa, en él,  habitan extraños seres de intenciones impuras, algo vulgares y siniestros, esos que viven de la luz de la noche y que reflejan una humanidad algo falsa y traicionera. Bajo esa atmósfera un esbelto, femenino y algo desubicado personaje se topa con una sastrería y husmeando entre sus rincones, se sorprende de ese mundo que le era desconocido. 




Este corto de animación está basado en el cuento de Bruno Schulz, y bien decimos basado, pues capta a la perfección, más que la narrativa del mismo, la esencia y la atmósfera que el escritor, acostumbrado a relatar sus historias en prosa, nos comunica en este extraño relato que más bien parece un poema. No es excluyente haber leído el cuento antes de ver el corto, pero sin duda alguna ayuda a interpretar y a entender de mejor forma la historia. 


Los hermanos Quay son los responsables de dirigir este cortometraje de animación realizado bajo la técnica del stop motion. Estos gemelos monocigóticos idénticos, se caracterizan por contar sus historias rompiendo todos los esquemas tradicionales que Aristóteles nos enseñó, por lo que la comprensión de su obra es más bien un ejercicio subjetivo, que nos llena de sensaciones agradables, confusas e incomodas a la vez. 



El mundo onírico es su fuente de inspiración y es la base de su discurso y su propuesta estética, pero no precisamente se inspiran  en esos bellos sueños de los que no queremos despertar, sino más bien en la oscuridad de las pesadillas que queremos esconder. En esta historia todo es posible, los clavos pueden bailar, los objetos flotar y la vida de las marionetas generarse por medio del escupo de un ser humano. 


Toda producción visual no es nada sin su contraparte auditiva, en este caso la música juega un papel fundamental ya que los diálogos no existen, ella nos ayuda a adentrarnos de mejor forma en la atmósfera tétrica y gótica que se nos plantea, los sonidos son el hilo conductor de las emociones del protagonista. Sin duda alguna una realización precisa y perfecta compuesta por Leszek Jankowski.




Los hermanos Quay y la calle de los cocodrilos se merecen toda mi admiración, tanto por su osadía narrativa, porque cada vez que veo el cortometraje me doy cuenta de más cosas y porque hicieron que el concepto de muñeco cambiara para siempre en mi. Obviamente no diré como terminan las aventuras del esbelto y afeminado protagonista en la sastrería, y no precisamente porque quiera arruinarles la sorpresa, sino más bien, porque no estoy segura de cómo termina la historia o si es que termina realmente.

3 comentarios:

  1. No sólo de los mejores animadores, sino que su búsqueda en narrativa y elementos cinematográficos son geniales, igual sus dos largometrajes son muy buenos, aunque perdurarán por sus cortos animados. un saludo

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  2. Muy cierto!... Los cortometrajes son su sello... En cuanto a largometrajes solo he visto "The Piano Tuner of Earthquakes"... tengo pendiente su primer largo.


    Saludos!

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  3. Tengo el cuento, no pensaba ver la película pero se oye bien. Me gusta lo onírico y extravagante y pues que no entiendas el final suma además. Espero me sorprenda. Un abrazo.

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