Marker 72
Miguel Ángel Vidaurre
2012
Chile
Hace un año que la
figura escurridiza de Chris Marker dejó de estar en este mundo para disolverse
totalmente de una vez por todas. El cineasta, ensayista y documentalista era un
gato paseándose sobre la mesa procurando no tocar ni desordenar nada, y así es como
dicen, vino a Chile el 72. Una visita ambigua, que encuentra diferentes
versiones en el documental de Miguel Ángel Vidaurre, pero que también funciona
como excusa para dialogar sobre la labor social del cine.
En una de las
pequeñas salitas de la Cineteca
Nacional, con no más de cuatro espectadores, empieza el documental que
parte desde los supuestos: dicen que llegó de colado en el equipo de Costa-Gavras
que venía a filmar Estado de sitio (1972),
una de las películas prohibidas por la dictadura que recién el 2001 se llegó a
estrenar en Chile… Al parecer sólo desde
la conjetura se puede hablar de la figura de Marker, que a lo largo de todo
el relato nunca es mostrado, sino que su retrato es construido en base a
percepciones e ideas de los diferentes entusiastas personajes en tiempos de la UP,
que a la vez albergaban las inmensas ganas de construir, también, el retrato cinematográfico
de un país entero.
Marker 72 es un documental que se vale de varios recursos para ir armándose: citas textuales, citas leídas por Antonella
Estévez en un blanco y negro que juega con los desenfoques, entrevistas y
escenas de películas que finalmente van formando un entramado algo torpe y
de poca fluidez. Sin embargo, la constelación de Vidaurre, en ese intento de
junta y pega, funciona interesante como homenaje hacia una figura poco conocida
que ya a un año de su muerte, se hace necesario volver a escuchar su palabra.
Un trabajo humilde que en sus ánimos de recordar trae a la mesa
anécdotas para hablar de cómo Costa-Gavras ocupó técnicas fílmicas del western
para incluirlas en su película de temática política; de cómo se perdió la tradición
de los Cine Club en Chile, lugares que permitían la conversación y el debate
cinéfilo, altamente enriquecedores; y de la ya conocida historia entre Marker y
Patricio Guzmán.
Un filme que a ratos
logra capturar la esencia de unos de los autores más relevantes de la
cinematografía, y aunque sólo sea un dibujo simbólico, sirve para ir conociendo
la silueta gatuna de Chris Marker.
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