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Jamie Bradshaw, Aleksandr Dulerayn
2012
USA - Rusia
Estamos dominados por la
publicidad y el marketing, querámoslo o no, de alguna forma, manejan nuestros
comportamientos mucho antes de que llegara el capitalismo como lo conocemos
hoy, la llamada “propaganda política” creó y mantuvo estados como el nazi o el
de la Unión Soviética, pero ¿qué sucede cuando una película propone acabar con todo
esto? Como en un inusitado baño de conciencia.
En ese mundo, y quizás en el
nuestro también, las grandes corporaciones nos dominan activando un código
genético en las personas, esto permite controlar las mentes y crear una especie
de dependencia y actitud pasiva sobre el entorno y la sociedad, este código se
implantará y “alimentará” por medio de la comida rápida. La idea es hacerlos
creer que la belleza no es ese estereotipo de delgadez al que la mayoría de la
población aspira, y que nos transmiten los medios de comunicación, sino la
gordura y la obesidad, casi mórbida, eso es la nueva moda, lo normal… “basta que
nos laven el cerebro, tienes que ser tu”, todo esto, para que la industria de
la comida rápida aumente sus bajas ventas, “es más fácil engañar a las personas
para convencerlos que han sido engañados” como en un espiral donde no se está
seguro donde comienza.
La ciencia ficción es un género
que entusiasma, pues critica el presente, manejando con una gran cuota de
imaginación el futuro, el pasado o ambos, pero para realizarlo hay que tener
muy en cuenta la verosimilitud del relato, es verdad, estamos hablando de mundos
de fantasía, pero es preciso que cada elemento que se incluya en la trama tenga
una razón de ser y, al mismo tiempo, relación y coherencia con las situaciones
que se nos presenten a lo largo de la historia, en ese aspecto “Branded” falla,
hay momentos en que no estamos seguros si estamos frente a una película gore,
una romántica o un drama; se hunde en su propio discurso queriendo abarcar
mucho más de lo que está capacitada, donde da la sensación que la forma era más importante más
importante, utilizando increíbles efectos especiales y una magnífica fotografía pero, manejando el tema de los medios de comunicación, la persuasión y el “lavado de
cerebro”, para desgracia de nosotros, de manera muy superficial.
Al final queda la sensación que todo quedó en una muy buena idea. No estoy segura si es porque estamos muy inmersos en
este mundo de marcas y consumo pero, pretender que de la noche a la mañana
los gobiernos del mundo decidan prohibir la publicidad porque perjudica a las
personas, donde la dignidad le gane al dinero y a las corporaciones, donde el
protagonista se murió pero después resulta que no, donde la víctima puede
despertar del coma en un nuevo mundo lleno de felicidad y conciencia... Parece
bastante irreal, además, no hay nada más insoportable que los finales felices.
Ese extraño concepto de felicidad que tenemos en Occidente llamado consumo, fue lo que llamó mi atención para ver esta película, pero para que podamos
escuchar el mensaje con seriedad, debe realizarse de forma creíble y coherente,
por respeto al tema que se desarrolla y a la inteligencia de los espectadores.
Es bastante triste cuando una
película no cumple con lo que se nos presenta, como un "producto mal rotulado",
con publicidad engañosa, que al final nos hace un mal en vez de un bien y que no satisface las expectativas. Si no me cree, se
puede entusiasmar con el trailer.
a mi por eso no me gusta ver trailers! ;P
ResponderEliminarBueno, al menos la idea es muy interesante, quizás sirva de semilla para alguien :P
ResponderEliminarComo dice Reptilio, nunca hay que fiarse de los trailers.
PD: ¿¡Qué hace ahí Max von Sydow?!
Que lamentable que no sea una película por lo menos bien desarrollada o coherente, aunque la tendré en cuenta para un ciclo de cine y publicidad/mercadeo, puede ser un interesante contraste, se sumaría a una no tan larga lista, pero si bastante ecléctica, un saludo
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