viernes, 3 de enero de 2014

A PROPÓSITO DEL ROL SOCIAL DE ELYSIUM


Elysium
Neill Blomkamp
2013
USA


Seamos sinceros. Desde Eisenstein, Welles, Dreyer o Bresson, el cine como arte que dialoga constantemente con su entorno, ha puesto desde el discurso y la técnica elementos de vanguardia que vienen a perpetuar, validar, evidenciar o rivalizar contra los sistemas imperantes. Entendido el trabajo cinematográfico como un ente vivo y simbiótico que no sólo busca representar una realidad, sino que la interpela. Pero seamos más sinceros. Desde cuándo comenzamos a interesarnos por las realidades de los que viven junto a nosotros.


Es evidente que los grandes discursos de la historia han estado ahí, siempre presentes, y no necesitamos verlos en las noticias o leerlos en periódicos para saber de su existencia -¿o quizás si?- De esta manera las distintas manifestaciones sociales que se han producido en los últimos 5 años a lo largo del planeta, desde Europa, bajando hasta las revueltas africanas, –que dicho sea de paso, no tienen por donde se lo mire el epíteto de primavera- cruzando el mar hasta encontrarse con un Estados Unidos más despierto y una Sudamérica más empoderada. Las micropolíticas sociales han comenzado a poner en los ojos más somnolientos y los oídos más gastados, discusiones que antes no se atrevían o no les interesaban hacerlas suyas.

Desde esta perspectiva, el cine parece generar un vínculo incasable de interés por rescatar al hombre de las propias aberraciones que este ha institucionalizado y moralizado. Desde Buñuel y los Olvidados, desde Varda y sus Espigadores, desde Pier Paolo y sus 120 días en Sodoma.

¿Pero y qué vuelve a pasar con la gran industria?



Ésta -al igual que el sistema neoliberal en donde sienta sus bases- parece saber adaptarse, camuflarse y cambiarse de máscaras con una habilidad impecable. Es así como comienza a mirar el entorno, a poner sus estetoscopios en el corazón de las voces, para emerger con sus tentáculos y llenar las salas con afiches y pop corn.

Desde que cayeron las Torres Gemelas, el cine volvió a sacar de la historieta a todos sus súper héroes. Debían volver los Capitanes Américas a tranquilizar y justificar las guerras que aparecían en el horizonte. Luego vino el fin del mundo, y la industria volvió a dar esperanza a la humanidad dentro de la devastación. Hoy en día parece que ha escuchado los clamores populares y comienza a disfrazar su discurso contra a aquellos mismos que financian sus películas… ¿irónico no?

Es así como aparecen directores como NeillBlomkamp -Distrito 9- que parecen encajar a la perfección con esta nueva tendencia del cine “social”. Esta vez y a propósito de todo esta introducción, es el turno de Elysium. La película que los medios han puesto como ejemplo de un discurso con contenido social y político, ejemplificador y denunciante.

  



Estamos a finales del siglo XXI y la película nos resume que la tierra estaba contaminada y sobrepoblada, razón por la cual la gente más rica se fue a vivir a una nave llamada Elysium que orbita el planeta. Pasamos de la bastedad del universo al primer plano de un niño huérfano que mira hacia el cielo. Él, y tal como le dice la monja mexicana que lo cuida, está llamado a ser alguien importante.

Desde ahí en más el discurso social puede leerse con extrema facilidad, redundancia y pirotecnia. Coloca a los ricos como aquellos que no se quieren mezclar con los pobres de viven abajo. Coloca a los jefes como deshumanizados tiranos y a androides policiales como garantes del control más que de la seguridad. Pero escarbemos un poco más en los detalles que hacen que la película se termine disparando en su propia cara.



El primero que sale inmediatamente a la luz, es la realidad de los inmigrantes. Estamos en el año 2154 y la película transcurre en Los Ángeles. Vemos a Matt Damon caminando entre barrios muy pobres en los cuales todos parecen hablar español, un español muy mexicano. Y claramente nos preguntamos ¿dónde están los estadounidenses?

La siguiente escena clave, es cuando vemos a Jodie Foster asistiendo a una fiesta en una de las tantas mansiones que están construidas en el Elysium. Ella amablemente deambula entre las personas y les pregunta cómo están. Todo bien hasta que el oído comienza a percatarse del idioma; casi todos los habitantes hablan francés.



El mayor antagonista de nuestro héroe es un agente que habita en la tierra llamado Kruger. Un mercenario frío e implacable que es el encargado de derribar toda posible nave que quiera violar la frontera cósmica entre la tierra y el Elysium. Lo extraño es darse cuenta que Kruger es nada más y nada menos que… Claro un ex soldado de Europa del este.

Entonces que lectura se puede sacar de todo esto. Las personas más ricas del mundo son francesas, ellos representan el poder y encarnan la denuncia social que Hollywood nos retrata. Además el hecho de que la película transcurra en los Ángeles (California) lugar que en la práctica representa el 26% de inmigrantes, siendo el estado en donde habita la mayor colonia de mexicanos dentro de Estados Unidos.



El ejercicio simple de Elysium podría ser;

Una película claramente aprovechadora de su contexto, que intenta dejar a la industria como un ente denunciante contra las desigualdades sociales. Poniéndose del lado de los más vulnerables, pero que en la práctica no hace más que reforzar el hecho de que si el mundo está sobrepoblado es por culpa de los inmigrantes que osaron “invadir” la tierra de los antiguos inmigrantes. Estos mexicanos, son los que generan la contaminación, la violencia y el declive de esta tierra. Pero, extrañamente los que habitan el Elysium son franceses, que viven cruzando todo un océano completo muy lejos de la colina con letras de los Ángeles… ¿A dónde han huido los dueños de casa?

El poder puede quedar en las manos de un posible soviético y derrocar la falsa democracia que existe en el Elysium, por una dictadura irracional y brutal. Y me vuelvo a preguntar ¿dónde están los estadounidenses?





Claro, Estados Unidos es Damon. Aquel que se encargara de proteger y aceptar a los mexicanos. Aquel que vive ignorando las políticas migratorias de un año tan lejano como el 2006. Aquel que pasa por alto el desierto, el río grande y a los frijoleros. Este Damon que muestra de manera infantil como la crítica que hace esta película apunta el arma hacia el rostro de la propia industria. Un rostro que perdió credibilidad hace mucho rato. 


2 comentarios:

  1. Una lectura muy sensata e inteligente sobre esta película, y un punto de vista muy interesante, auque amí particularmente me pareció un buen producto de entretenimiento, y se le puede abonar "su cítica social", es tan políticamente correcta, que definitivamente no pasa de ser eso, un logrado producto de entretenimiento; un saludo

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    1. Toda la razón con su política correcta. Gracias por tu comentario Andrés

      Saludos!!

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