martes, 12 de febrero de 2013

AMIGOS Y ANTÍPODAS



Intouchables
Olivier Nakache, Eric Toledano
2011
Francia

El contraste no solo marca diferencias sino que también funciona como complemento para dos elementos evidentemente opuestos. Yo tengo amigos que no sé cómo, pero los aprendí a querer a pesar de nuestras indiscutibles diferencias cinéfilas y musicales, ¡y vaya qué diferencias! Al parecer la historia me ha demostrado que la convivencia es posible. Sin embargo, la contraposición es divertida y es pedagógica porque entre ambos elementos las diferencias se explican de manera mutua. Los gustos no viven en un espacio solitario, sino que se vuelven interesantes en esa misma oposición.


¿Entonces cuál es esa oposición?... Por un lado existe Driss, un hombre negro, cesante, pobre, algo exaltado y rechazado en su hogar por haberse tomado unas “vacaciones” sin avisar. La situación no puede ser peor. Pero por otro lado tenemos a Philippe, un hombre culto, multimillonario y tetrapléjico, en búsqueda permanente de un cuidador que lo atienda durante todo el día y cuando la noche lo requiera. Riqueza y pobreza, cultura de elite y cultura popular, condicionamiento y libertad…

Entenderán ustedes que el siguiente paso es juntar estos elementos, enfrentarlos y hacerlos indispensables el uno para el otro.

Intouchables es la historia de cómo un choque cultural se llega a transformar en una relación de dependencia: amistad.

Antes de comenzar a verla tenía ciertos prejuicios con la película. Al juzgarla a primera vista me parecía que estaba dotada de cierto grado de cursilería, sobretodo sabiendo desde un principio que se trata de una historia real. De cierta manera se logra “enjabonar” un poco más la sensibilidad del espectador. Es diferente cuando te lo dicen al final… En fin, mis prejuicios murieron al comienzo de la película. De inmediato se adopta un tono humorístico con la capacidad de que los personajes se rían de sí mismos. Los 2 hombres aceptan sus diferencias y sus limitaciones en el campo del otro. Hay una educación bidireccional y eso, es esperanzador.



Intouchables vuelve repetidamente a la cuestión del placer del arte y del gusto estético. La apreciación artística es el resultado de años de educación e influencias culturales. El entorno moldea al humano de la manera que le plazca. Tanto Driss como Philippe fueron sujetos armados por el tiempo y su medio ambiente, tal vez, sin ninguna resistencia. Cada uno fue lo que estaba destinado a ser. Pero ni Philippe esperaba quedar imposibilitado ni Driss tenía contemplado convertirse en su amigo. En relación a esto, la historia quizás más triste es aquella que se teje en paralelo a la sub-trama de los protagonistas: aquella que involucra a la familia de Driss. Él fue un tipo con suerte. Pero su madre está destinada a seguir en un trabajo explotador llegando agotada todos los días a su hogar. Y su hermano continuará las juntas que lo harán pasar de visita por la cárcel. Sí sé que en la realidad Driss formó una empresa y tal vez cambió el destino de su familia, pero como dije, él fue un tipo con suerte.   
Llama la atención la perspectiva que posee Driss sobre lo comúnmente entendido como docto, que a los ojos de alguien criado a caídas y malas miradas, muchas veces parecen maneras siúticas del placer artístico: contemplar durante una hora un cuadro que parece haber sido hecho por un niño, disfrutar las extensas narraciones de la ópera o encontrar el paraíso en una composición de Vivaldi. Y nuevamente volvemos al punto de la influencia del entorno. Para él el Edén se halla en un pegajoso tema de Earth, Wind and Fire.

No veo está película como una historia de superación personal, como lo es De rouille et d'os (2012) por ejemplo. Sino que prefiero entenderla como un discurso que sin caer en juicios moralistas sobre lo que es bueno o mejor en el arte, intenta reconciliar lo que a grosso modo parece irreconciliable. 

2 comentarios:

  1. Yo también estaba llena de prejuicios antes de verla, además de que esperaba que fuese un dramón de esos que parecen diseñados estratégicamente para hacerte llorar a cada paso. Y me sorprendió gratamente, sobre todo porque siento que se apega, de manera exitosa, al principio de que no porque una situación nos parezca terrible a nosotros, eso implica que el que la vive la esté sufriendo. Ni Driss es el típico personaje de clase baja resentido y minado por su entorno, ni Philippe se la pasa autocompadeciéndose por su falta de movilidad. Y lo que consigue es una película que tocando temas delicados resulta de lo más fresca y entretenida. Difícil labor teniendo un tetrapléjico de por medio.
    Saludos.

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  2. La cara de Driss cuando canta el loco disfrazado de árbol es impagable xD

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